Con una enorme tristeza presencie como una madre despide a una hija al encuentro con Dios y precisamente cuando otros estamos celebrando "El día de las Madres" aunque creo, como dice mi Madre, "El día de las Madres es todos los días"
Solo pude expresarle a su Padre, el Profesor Carmelo, Coordinador de la Seccional de Tercera Etapa de nuestra Institución, lo que consideraba era una escasez de Talentos, gente joven, alegres y profundamente comprometidas con una sociedad verdaderamente justa, que tenia nuestro Dios Todopoderoso en el cielo y ambos consideramos que frente al llamado de Dios, el Cielo no puede esperar.
Las expresiones alrededor de
Liseth, mientras esperaba el lugar donde iba a descansar finalmente su cuerpo, al principios las vi un poco confusas, ya que eran de tristeza y alegría a la vez.
Tristeza porque se nos fue, sin un por qué suficientemente claro para que unos mortales como nosotros lo pudiéramos entender, pero de alegría porque no hubo alguien que no recordara lo feliz, alegre, inteligente, expresiva que en todo momento era, Alguno de sus compañeros comentó que "cuando ella llegó al salón se le veía triste, algo apagada, pero al llegar la tarde era la misma
Liseth alegre y feliz de siempre.
Pude ver como jóvenes, al igual que ella, algunos amigos, compañeros y familiares, escribían anécdotas, mensajes para ellas y cuando lo hacían se dejaba ver el
rostro de felicidad, alegría, sonrisa y hasta carcajadas al hacerlo, sin dejar de botar, seguramente alguna lágrima por el recuerdo de ella. Creo que solo ellos podían entender lo que hacían, ya que su inspiración no estaba en ese frío lugar, sino que seguramente en su casa, en el aula, en los laboratorios, en la playa o en el cine, o por qué no, en los jardines de un parque, compartiendo con el que seguramente iba a ser su compañero de vida, me refiero al novio con quien estuvo hasta el último suspiro de su vida.